Los tinterillos del
centro de Medellín:
Un maravilloso espectáculo
de mecanografía
Foto cortesía rector de la Universidad Remington. Medellín
La ciudad de Medellín ha experimentado importantes cambios tecnológicos, que han tenido impacto a nivel
de los medios de comunicación, los electrodomésticos, los medios de transporte
y la informática, pero aún sigue vigente una herramienta de escritura muy
importante: la máquina de escribir manual, y con ella, los llamados
tinterillos, un grupo de hombres que se
han dedicado por más de 40 años a la elaboración de diversos documentos
oficiales, personales, empresariales y hasta cartas de amor, cuya habilidad en el manejo de los
formatos y por su puesto en la
mecanografía, así como en la pulcritud y excelente presentación de los textos,
les ha valido el reconocimiento de sus clientes, y hace pensar que son un patrimonio humano de la ciudad.
Como todo
espectáculo maravilloso ya se trate de un circo, un teatro, etc, hay lugares
específicos donde converge el evento, y
en el caso del centro de Medellín
existen ciertas calles que albergan a los tinterillos y su maestría en la
mecanografía. Vale la pena destacar sectores como las afueras del pasaje comercial Calibio,
ubicado entre las carreras Carabobo y Bolívar, y las inmediaciones del centro
administrativo La Alpujarra
y los edificios judiciales, entre la calle San Juan y la carrera Carabobo, en donde habitan actualmente cerca de 50 tinterillos.
Pero esta ubicación
actual no ha sido tradicional, pues
históricamente, las afueras del edificio de la antigua gobernación, les sirvió
de oficina, aunque con tristeza hoy ellos recuerdan el edificio, pues se ha
convertido en el Centro Comercial Palacio Nacional, además, el paso del tiempo y las remodelaciones
arquitectónicas y urbanísticas de la ciudad, llevaron a que varias administraciones optaran por la
reubicación de estos secretarios
ambulantes en los sitios actuales.
Para quienes recorren dichos sectores ya sea como transeúntes, turistas o como
clientes que acuden en busca de los tinterillos, el paisaje y el
espectáculo tiene gran
significación y añoranza, ya que se escucha un espectáculo de máquinas de
escribir de diversas marcas: Remington,
Olivetti, manuales, eléctricas y electrónicas, y en medio de las teclas y la
campanilla que anuncia el cambio de renglón, es posible recrear la vista con el
colorido y la magia de las oficinas de los tinterillos.
No se trata de una oficina con
módulos, aire acondicionado, teléfono, fax, computador y un moderno escritorio,
ya que la acera sirve de centro de
encuentro entre el tinterillo y su
cliente, de fondo musical tiene las peluquerías ubicadas allí, y varias
cafeterías y papelerías a su disposición. Por eso, es muy bonito observar a
modo de perspectiva, las numerosas oficinitas improvisadas que se encuentran en
medio del paraguas o quitasol que le
sirve de protección ante el intenso sol o la lluvia, la mesita de madera
sencilla donde va la máquina de
escribir, la silla del tinterillo y el butaco para el cliente, el estuche de la
máquina, y por supuesto, el portafolio que contiene hojas blancas y formatos
de todos los tamaños y colores.
El horario de atención es como el de
una oficina y hasta en jornada continúa, de 7:00 a.m. a 8:30 p.m. o según la
urgencia del trabajo, puede llevarse otras horas.
Pero si bien, la oficina es muy
importante, también lo es, la
herramienta de trabajo que se conserva como a un tesoro, y es por ello que para
preservarla del sol, el agua o el polvo,
el tinterillo mantiene el forro
superpuesto y un trapito húmedo para cuidar a la que por tantos años ha
sido su fiel compañera: la máquina de escribir.
Y es tanto el afecto y valor
sentimental del tinterillo hacia ella,
que todos los entrevistados coinciden en
afirmar que no cambian su máquina manual
por una eléctrica o electrónica, ni tampoco permiten que el técnico se la lleve
para repararla o hacerle el mantenimiento, a no ser que se trate de una persona de alta confianza.
Así mismo, el
cliente también tiene un valor especial, pues como si se tratase de un
tinterillo especializado en servicio al cliente, la
atención al usuario es muy buena, de confianza, credibilidad e incluso
amistad; todo obedece a que su clientela se compone de gente de todos los
estratos sociales, culturales, campesinos y profesionales, jóvenes y adultos,
quienes ven a los tinterillos como la salvación ante un apuro, un afán o por
qué no.. como la mejor opción de ahorrar
una platica que en otro sitio como una papelería o donde digiten trabajos en computador, resultarían muy
costosos.
Es así
como el tinterillo invita a su cliente de manera muy amable para que se siente en el butaco y se disponga a
dictarle los datos requeridos para el diligenciamiento de los textos, vale
aclararse que la mayoría de los tinterillos
no utilizan cuaderno o libreta de apuntes, pues tienen una memoria
prodigiosa que les permite retener la información y anexarla fácilmente y sin equivocaciones a
los formularios y documentos.
Es tal su precisión, buena ortografía,
capacidad de redacción y conocimiento de los formatos más comunes, que muchos
clientes optan por suministrarles simplemente los datos personales del
interesado, y con una confianza ciega en la calidad del tinterillo, aprovechan
el tiempo que demorarían esperando la redacción, para hacer diligencias o las
“vueltas” en otros sitios del centro y
regresan al poco tiempo, para recibir con agrado y satisfacción la
documentación que les han encargado.
Y ni hablar de los
precios de los documentos, pues los tinterillos cuidan su clientela y no abusan
en los cobros, por ejemplo, el costo del
trabajo depende del documento solicitado, van desde dos mil pesitos una carta
de recomendación, hasta sesenta mil el máximo, de todas maneras el costo es la
tercera parte de lo que valdría si recurriera a un profesional, cumpliendo el
documento todos los requisitos exigidos.
La calidad y el precio son tan adecuados, que incluso, si el cliente, lo desea puede permanecer durante la redacción y asistir a un maravilloso espectáculo de mecanografía, lleno de habilidad manual y coordinación visual de los tinterillos para manejar las hojas, atender a los dictados del cliente y escribir con gran velocidad y precisión. Realmente, los documentos quedan con gran calidad y son incluso, los mismos funcionarios de instituciones comola DIAN ,
los juzgados y otros edificios del
centro administrativo La
Alpujarra , quienes recomiendan acudir a los tinterillos para
diligenciar los documentos.
La calidad y el precio son tan adecuados, que incluso, si el cliente, lo desea puede permanecer durante la redacción y asistir a un maravilloso espectáculo de mecanografía, lleno de habilidad manual y coordinación visual de los tinterillos para manejar las hojas, atender a los dictados del cliente y escribir con gran velocidad y precisión. Realmente, los documentos quedan con gran calidad y son incluso, los mismos funcionarios de instituciones como
La maravilla de la actividad
mecanográfica de los tinterillos parece que no va a desaparecer, porque la
informática y la tecnología han avanzado mucho, pero aún existen documentos
como las declaraciones de renta, los formatos de compra venta, un memorial, una
demanda, una escritura, etc que se continuarán solicitando en máquina de
escribir. De modo que esta labor de los tinterillos, continuará como un
patrimonio para la ciudad, creado por hombres
de diversas formaciones académicas como bachilleres, contadores de la Escuela Remington
o empíricos, que asumen su labor con
orgullo, constancia, sentido de pertenencia y
bajo la concepción de prestar un servicio social a los paisas y a
quienes los soliciten.