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Participación en las actividades del voluntariado Apasionados por Medellín
Participación en las actividades del voluntariado Apasionados por Medellín
Fecha : sábado 31 de julio de 2010
Hora: 10:00 a.m. a 1:00 p.m. Tutor de la Cátedra de la Alegría: Javier Naranjo
Lugar: Casa de la Cultura de Manrique
Coordinadora de la Casa de la Cultura de Manrique: Marcela Mosquera
Coordinadora de Apasionados por Medellín: María Uribe Posada
Apasionada: Maritza
Escrito y fotos: Maritza Ruiz
Primera Cátedra de la Alegría
Al
Salón de los Espejos de la Casa de la Cultura de Manrique llegaron dos niñas
muy puntuales para la invitación de las 10:00 a.m. con el poeta Javier Naranjo.
Se trataba de la inauguración de la Cátedra de la Alegría, una propuesta
lúdico-pedagógica promovida por la Secretaría de Cultura Ciudadana a
desarrollarse entre julio y diciembre de 2010, durante un sábado al mes.
Las
dos niñas llegaron un poco tímidas, quizás por la fría mañana o por no conocer
a nadie, pero poco a poco, se escucharon sus voces al conversar con el poeta y
las dos voluntarias de Apasionados por Medellín y en adelante, todo fue soltura
creativa con sus ideas y participación.
Una
de las niñas era María Del Carmen Tous Galeano de 6 años de edad y su
inseparable compañera, María Camila Mora Goutzy de 11 años. De inmediato surgió
la inquietud entre los adultos, ¿Qué puede unir a dos niñas con edades tan dispares,
cuando la menor está en primer grado de primaria y la segunda cursa sexto de
bachillerato? y la respuesta fue evidente, las une la amistad, el ser vecinas,
el gusto por la lectura, la escritura, los espacios donde puedan hablar y ser
escuchadas, y claro, las actividades de la Casa de la Cultura de Manrique.
Y si
bien, María del Carmen y María Camila fueron las primeras asistentes a la
actividad, en contados instantes llegó la señora María del Pilar Preciado, con
tres niños a participar, su hijo, su sobrino y un vecinito. Así que la alegría,
las sonrisas, las palabras y las expresiones empezaron a tener vida en el Salón
de los Espejos. Fue entonces, que María del Pilar manifestó que ella como
lideresa de la zona y junto a otra abuela traería de inmediato a más niños para
participar. Y así ocurrió, cuando un grupo de niños con edades comprendidas
entre los 3 años y los 12 arribaron a la actividad.
Un ser auténtico
La
Cátedra de la Alegría alzó vuelo con la pregunta ¿A qué vinimos hoy a este
lugar? seguida de respuestas espontáneas como: a jugar, a hablar, a conocer
amigos, a divertirnos o simplemente a algo, de acuerdo con los niños. Ello dio
pie a la presentación de cada uno de los participantes, en medio de risas,
expresiones de dulzura, ternura, timidez y espontaneidad, pero lo más
importante, cada niño fue trasparente, se describió así mismo, expresó su
nombre, sus gustos y disgustos y se sintió desinhibido para escuchar de la voz
del poeta Javier Naranjo, la historia de “Un hombre de mar”
Se
trataba de un relato donde el protagonista amaba el mar y lo llevaba en sus
entrañas y cuyo estado de ánimo reflejaba que era un ser auténtico, que era
como el mar. Se trató entonces, del abre bocas para la escritura creativa, poco
convencional, que traspasó las fronteras de los ejercicios escolares, porque se
invitó a cada niño a describirse tal y como es, su color, su sabor, su olor,
simplemente, su ser, así como Liborio el personaje de la historia, donde las
letras y los dibujos, reflejaron el ser de los niños, unos acostados, otros
sentados, unos solos, otros acompañados.
Mientras
Salomé de 3 años, Carolina de 5 y María del Carmen de 6 se expresaban con
dibujos debido a su edad, los demás niños combinaban con soltura los trazos de
sus lápices,crayolas y colores sobre las hojas, dejando ver expresiones
profundas de su ser como respuesta a la pregunta ¿Quién soy?, ¿Cómo soy por
dentro? “Soy la persona que habla más abiertamente que la puerta de par en par”
decía María Camila de 11 años, “Soy la gota que lloran las nubes” expresaba
Juan Daniel de 12 años, “Soy feliz, bueno y contento y tengo fe en mi”
manifestaba en su hoja Juan David Arango a sus 9 años.
Escuchar y ser escuchados
Todas
las actividades en mayor o menor medida, pasaron de ser una simple hoja en
blanco a transformarse en pocos minutos en “el espejo” del ser de cada niño
participante, donde en mesa redonda se socializaron sus expresiones con tan
profundos valores que la madre y abuela asistentes no daban crédito a lo que
estaban escuchando.
Conmovidas
estaban ellas con los descripciones de los niños, algunos de ellos, sus
familiares, vecinos o simplemente niños a quienes acababan de ver por primera
vez en su vida pero que a través de la actividad, lograron conocer desde lo
profundo de sus corazones. Por eso, la señora Rosa García manifestó: “yo soy la
abuela de tres de estos niños y uno piensa que ellos no se expresan porque no
escriben o solo dibujan, pero lo que escuchamos aquí es hermoso, es lo que
piensan y sienten”, apreciación que compartió María del Pilar, la madre de Juan
David, tía de Juan Felipe y vecina de Santiago, “Que bueno que las madres
pudieran venir a ver este proceso y que conozcan todo el talento de nuestros
niños. Ellos merecen estos espacios de creatividad porque se los debemos
arrancar a la violencia”
Queda
entonces claro, que la alegría en los niños no se compra, no se vende en
frasquitos, simplemente nace del alma, del corazón y necesita espacios para
dejarla salir, para liberarla y compartirla con los demás, porque los niños no
solo de Manrique, sino de la ciudad están ávidos de escuchar y ser escuchados.
Alegría y recuerdos
Las
hojas quedaron a un lado, no porque perdieran valor sino para dar paso a un
alimento para el alma, un refrigerio que fue la excusa para compartir los
alimentos, y más allá de eso, para ver la espontaneidad, el gusto por la vida,
las cosas simples, la capacidad de escuchar y ser escuchados, como si todos
comieran simbólicamente una porción de alegría.
Pero
pronto llegó el viaje hacia los recuerdos, la recuperación de la memoria en episodios alegres, tristes y
de todas las formas, olores, colores y sabores, todo a través del corto animado
y sin palabras: La maison
en Petits Cubes cuyo personaje y sus evocaciones, llevaron a los niños a reflexionar
de manera muy espontánea frente a temas como la vejez, la soledad, la muerte,
el abandono, la tristeza y la vida. “Si uno llega a viejo, y los hijos se casan para uno no
quedarse solo, uno se va con ellos”, “para no quedarse solo y viejito uno consigue
mascoticas”, decían algunos de los participantes.
De esta manera, 5 niñas,7
hombres, una abuela, una madre, dos voluntarias y la coordinadora de
Apasionados por Medellín, y un poeta vivenciaron lo que es la alegría, no con
una cátedra universitaria o una clase rígida regulada por un timbre o un reloj,
porque fueron tres horas desde las 10:00 a.m. hasta la 1:00 p.m. donde el amor
por la vida, las ilusiones y las esperanzas de un presente mejor para los niños
estuvieron a flor de piel, tanto, que surgieron nombres para bautizar tan
maravilloso encuentro itinerante, tales como: el cuarto de la alegría, el
cuarto de la imaginación, la casa de los niños
Al final, cada uno marchó rumbo a su casa, llevando consigo muchos aprendizajes, amigos
nuevos, relatos para compartir y el dibujo o escrito que lo retrató y fue como
el espejo de su alma, porque en la Cátedra de la Alegría nada está dicho y nada
se da por entendido, por eso, todos los participantes se tomaron el espacio
como suyo al escuchar y ser escuchados, porque
se asiste por pasión y no por obligación, y se encuentra deleite al estar
juntos.
GALERÍA DE IMÁGENES
-Fotos
de los niños escuchando la lectura en voz alta del cuento “Un hombre de mar” http://bit.ly/cSrjjR
-Fotos de los niños en escritura creativa http://bit.ly/cihx20
-Fotos de los niños en conversatorio sobre película http://bit.ly/9Efb40
-Fotos de los trabajos creativos de los niños http://bit.ly/ceiWR1
Segunda Cátedra de la Alegría
Hora: 11:00 a.m. a 1:00 p.m.
Tutor de la Cátedra de la Alegría: Javier Naranjo
Lugar: Manrique La Cruz, casa de la lideresa Jolima Aguilar Perea
Coordinadora de la Casa de la Cultura de Manrique: Marcela Mosquera
Apasionados por Medellín: Maritza Ruiz
Escrito y fotos: Maritza Ruiz
Memorias
“Hasta
luego, adiós, muchas gracias, me voy feliz con mi trabajo y ¿cuándo vuelven?”
fueron algunas de las expresiones escuchadas cuando el reloj se acercaba a la
una de la tarde del sábado 21 de agosto de 2010 después del encuentro de un
grupo de amigos.
Uno
a uno iniciaron los pasos que los llevarían de regreso a sus casas, algunos
caminando por su cuenta y otros llevados de la mano de un adulto, por qué? se
trataba de niños. Y ¿Quiénes eran? los asistentes a la Segunda Cátedra de la
Alegría itinerante en el sector de Manrique,
con el apoyo de la Secretaría de Cultura Ciudadana. Pero como empezamos
el cuento al revés, cerremos los ojos y viajemos al corazón del encuentro donde
el reloj señalaba las 11:00 a.m., cuando ocurrió algo similar a un teatro al
abrirse el telón, pero en este caso, se abrieron las puertas de un dulce hogar
que acogió a quienes querían dejarse llevar por la imaginación.
Un caballero con C mayúscula
Así
como todo un caballero llegó un niño con varias florecitas en su mano para
entregarlas a las niñas que iban llegando para la actividad. Pero no era un
niño, común, era uno muy especial porque con tan solo 4 años de edad y sus
pocas palabras expresadas con timidez, supo alegrarles la mañana a las mujeres
con florecitas que encontró en el camino de la mano de su madre.
Eider
Alonso Ríos Flórez fue uno de los primeros en llegar acompañado de su joven
madre y su hermanita Yuney Tatiana de 19 meses de edad. Ellos tres acudieron
con emoción a la convocatoria hecha por la lideresa y presidenta de la Acción
Comunal de La Cruz a lo largo de 15 años, la señora Jolima Aguilar Perea. Fue
ella quien invitó a los habitantes del
sector para reunirse una mañana de agosto en la sala de su casa a escuchar y
ser escuchados de una manera muy lúdica.
Entre primos y hermanos
Los
asistentes estaban unidos en la mayoría de los casos por lazos de sangre,
porque acudieron cuatro madres de familia y un hombre adulto
llevando consigo niños que resultaron ser primos, hermanos y hasta
mellizos, por eso, la reunión fue como la de un encuentro familiar de los
Tapasco, Castaño,Flórez, Ríos, Tuberquia,Giraldo, etc donde se escucharon los
unos a los otros, sonrieron y muy atentos observaron a Javier Naranjo,
orientador de la actividad, cuando se presentó
e invitó a cada uno a presentarse. Por su parte, las madres se conocían
como vecinas, pero no como poetas, escritoras, dibujantes y motivadoras de sus
hijos en las actividades realizadas, una nueva faceta que exploraron.
Un animalario como ninguno
Una
vez conocidos los niños y las madres entre sí, llegó El Animalario, pero no fue
que aparecieron las mascotas en el lugar sino que Javier Naranjo tenía en
sus manos un libro mágico llamado así y que
permitía realizar un juego verbal y visual con la parte de los cuerpos y nombres de los animales. Por ello, hoy
nacieron para la fauna mundial varias especies nuevas creadas por los niños de
Manrique. Así como lo oyen, “El Rinomatuna” la
combinación perfecta de armadillo, gurre, pulga y rinoceronte,
vegetariano y habitante de las cobijas de acuerdo con la creatividad de los
niños. Algo fascinante y que produjo sonrisas en los adultos, pero que causó
sensación y asombro entre los más pequeños.
Y la
lista de animales podría seguir pasando por “La Pulgagatuna” y “El Rosauguro”
entre otros nombres curiosos que darían lugar a nuevo álbum de Chocolatinas Jet
porque el juego de palabras de los niños dio vida a muchas especies desconocidas,
por eso fue tanto el interés que el
Caballero con C mayúscula, Eider Alonso, no dejó solo “El Animalario” y tomó
el libro en sus manos y con mirada atenta pasaba una a una las hojas hasta
descubrir animales mágicos, mientras los niños más grandecitos disfrutaban del “Sapo
Enamorado”
Un sapo verde y una pata blanca
Estos
dos invitados a la reunión hicieron que los asistentes, chicos y grandes,
miraran sin pestañear hacia Javier Naranjo, porque él en sus manos tenía el
cuento de “Un Sapo Enamorado”, cuyos protagonistas eran un sapo verde y una
pata blanca, por eso, la concentración, las sonrisas, la ensoñación, las
carcajadas y las respuestas al unísono de niños y adultos: ¡Sí, es posible
enamorarse de gente diferente a uno! como respuesta a una de las preguntas del
narrador.
Este
cuento fue el abrebocas de una hermosa y
fluida conversación donde cada participante se desinhibió para pensar ¿Qué es
el amor? con respuestas espontáneas, salidas del alma, de lo más profundo del
corazón de los niños donde ellos nunca han tenido un noviecito (a) pero viven
día a día el amor por su familia. De ahí, que se escucharan expresiones como: “sí,
existe el amor aunque a veces es bueno y a veces maluco”, “nadie puede vivir
sin amor”, “es un sentimiento que nos hace falta”, “es amistad”, “es el amigo
que lo acompaña a uno”, “es querer al papá”, “es querer una persona a otra”
El amor de mi vida
Por
escrito o en dibujo, con variados colores o solo a lápiz, con figuras bien
definidas o trazos débiles, con más o menos letras, con cursiva o despegada,
grande o pequeña, no importó la forma sino el contenido de los hermosos textos
y dibujos donde los niños dejaron plasmado su viaje al futuro y las madres su
viaje al pasado, ¿cómo así?, claro, porque los menores escribieron cómo imaginan
será su vida al lado del “Amor de su vida” mientras sus madres y abuelos
recordaron cómo, cuándo, dónde, por qué y en qué forma conocieron al padre o
madre de sus hijos, en un amor que se alimenta de diferencias, problemas, sonrisas,
llantos, miedos, dudas, certezas y alegrías, así como en el cuento de Un Sapo Enamorado, donde el amor entre un
sapo verde y una pata blanca venció todas las barreras y el qué dirán.
Antes de irse
El
tic-tac del reloj no se detuvo, y el turno fue para escuchar la lectura de los
textos creados o ver los dibujos de los niños más pequeños de la mano de Javier
Naranjo, donde cada lectura causó sensación, produjo risas, carcajadas,
asombros, miradas tiernas, sonrojos y hasta aplausos porque la imaginación y la
creatividad estaban en su máxima expresión, y por eso para cerrar con broche de
oro llegó “El Cocuyo y la mora”, y no se trataba de dos invitados que llegaron
tarde al encuentro, sino de un último cuento para escuchar de la voz de Javier
Naranjo y de paso, verse como en un espejo con las más puros sentimientos de
amor.
Compartamos la diferencia
Así
después de tantas palabras dichas, llegó el momento de compartir el refrigerio,
en medio de grandes diferencias que unieron a los asistentes, donde cuatro madres,
dos abuelos, unos mellizos, siete niñas
y diez niños entre los 19 meses y los 12 años, un poeta, una Apasionada por
Medellín, una agente de la Casa de La Cultura de Manrique y la lideresa de La
Cruz, demostraron que la diferencia y la tolerancia une, crea lazos tan fuertes
como el llamado de la sangre y hace que la vida en el barrio sea mejor cada
día.
Pasarán
días, meses y años y quienes participaron de la Segunda Cátedra de la Alegría,
recordarán tan maravilloso momento, porque vale la pena soñar, reír y darle
vida y color a los barrios de la ciudad con actividades como la Cátedra.
GALERÍA DE IMÁGENES
Lectura
de Animalario y Sapo Enamorado http://bit.ly/9XrveRAsistentes dibujando y escribiendo http://bit.ly/csUZli
Trabajos de los niños http://bit.ly/dicv9X
Quinta Cátedra de la Alegría
Fecha: sábado 3 de noviembre de 2010
Hora: 10:00 a.m. a 12:00 p.m. Tutor de la Cátedra de la Alegría: Javier Naranjo
Lugar: Sede Social, Sector Manrique La Honda
Coordinadora de la Casa de la Cultura de Manrique: Marcela Mosquera
Apasionados por Medellín: Maritza Ruiz
Escrito y fotos: Maritza Ruiz
Memorias
A
veces se reciben abrazos de familiares, amigos, compañeros de trabajos o
conocidos y todos tienen su importancia, pero que unos bracitos llenos de
tierra amarilla, pequeños, de diferentes colores, olores y fuerzas rodeen
a personas que no conocen como muestra
de alegría, bienvenida y gratitud, es de los mejores regalos de la vida.
Esos
bracitos pertenecían a un grupo de niños y niñas que salieron a recibir muy
emocionados a los “profes” de la quinta Cátedra de la Alegría en el sector de
La Honda, en Manrique, el sábado 13 de noviembre.
“Hola,
la cita era a las 8:30 a.m. y no a las 10:00 a.m,jajaja” “Vimos subir el
séptimo colectivo y les dije a los niños que quizás ustedes no vendrían” “Pero
ya están aquí, gracias, vamos pues” expresaron varios niños.
Los mejores anfitriones
Así
fue, el reloj marcaba las 9:45 a.m. y varios pequeños impacientes aguardaban en
la entrada principal hacia La Honda, y como buenos anfitriones, no recibieron a
los visitantes con tapetes rojos o calles de honor, fueron más originales, con
abrazos, besos y choques de mano. Uno a uno, los niños expresaron su emoción
por el espacio de encuentro que ellos sin saberlo se llama Cátedra de la
Alegría y que presagiaba una agradable mañana de trabajo.
Nadie
lució corbata o sastre para la ocasión, muchos lucieron su pijama, sus
chanclas, sus botas de caucho, su mejor peinado, o simplemente, sus pies
descalzos con el color natural de su piel, pero todo estaba dispuesto para un
encuentro de amigos.
Un guiño de ojo a cambio
Verónica
la joven “profe” que suele realizar
actividades con los niños de la Honda llegó cargada de regalos, unos kits
escolares, algo para mirar en medio del pantano sin esperar a llegar a casa,
así cada niño abría emocionado su bolsa. A cambio, de esos regalos, los niños
le regalaron un fuerte abrazo a la profe, un guiño para la cámara y su mejor
pose para la foto.
Síganse, aquí es!
Luego
de ascender por un camino largo, empedrado, húmedo por la intensa lluvia y con
barro amarillo el grupo de niños y los encargados de la Cátedra de la Alegría
estaban ubicados frente a lo que parecía una casa, “Síganse, aquí es” manifestó Gladys de 16 años, quien
parecía la hermana mayor de todos los niños, pero que puede ser considera la
líderesa del sector, por su amor los niños.
Y
efectivamente, se tenía en frente al hogar que por dos horas sería La Casa de
la Alegría, aunque solo lo rodeaban cuatro tablones con orificios y un endeble
techo, pero dicho Hogar lo amoblaron muchos niños y niñas con deseos de
aprender y más allá, de ser felices.
Y usted cómo se llama?
Era
la pregunta insiste que hacían los niños hacía las personas que compartirían la
Cátedra de la Alegría al llegar al punto de encuentro, pero los nombres de los
adultos no eran lo importante, porque “los profes” como los niños les llamaron
cariñosamente los rodearon de saludos y amistad, así como la amistad que los
unía a muchos de los pequeños, quizás por ser vecinos, primos o hermanos, pero
al fin de cuentas, todos en ese momento eran familia.
Por
eso, puede decirse que nombres de niños, habían muchos: Valentina, Heidy,
Emerson, John Faber, Wendy Yurany, Joelly, todos difíciles de aprender de
inmediato, pero lo más fácil, será recordar sus rostros.
El mago, Willy
Acto
seguido no apareció en escena un mago para sorprender con sus malabares, quien
apareció fue Willy el chimpancé protagonista del cuento que Javier Naranjo
quería compartir con los niños. Cual tertulia literaria, todos estaban
cómodamente sentados, pero no en un sofá, en un puff o en una silla, sino sobre
unos tablones y luego en el piso, donde
la frescura del corazón de un niño, lo hace sentar sin reproche alguno.
Ojos
claros, oscuros, color miel, negros, azules y verdes se movían de izquierda a
derecha, siguiendo una a una las imágenes del cuento que Javier sostenía en sus
manos. Algunos niños sabían leer, pero la mayoría se guiaba por las imágenes,
soñando como en un acto de magia, con las palabras que escuchaban cuando no se
pueden leer porque a la edad de 2 ó 3 años como tenían algunos asistentes, no
se los permite, o porque simplemente otros con 12 ó 14 años, aún no conocen el
fascinante mundo de las letras.
Un lienzo para todos
Por
unos instantes, el piso rugoso, por sectores amarillo, con barro y frío, quedó
tapizado por los lienzos de 22 niños, que cuál grandes pintores, se acostaron o
se sentaron a pie limpio o sobre las chanclas, para hacer su mejor obra:
escribir o dibujar sobre dos experiencias, alegres y tristes.
Para
unos no fue fácil iniciar la escritura o el dibujo porque sus aprestamientos no
estaban muy definidos y porque los recuerdos de una infancia llena de
precariedades no da para más. Pero poco a poco, con ayuda de los adultos,
mirando en la hoja del vecino o cerrando los ojos, fueron llegando las ideas, y
qué ideas, quizás puedan ser consideradas frases célebres por el valor que
transmitieron
Simple, valioso
Dos
calificativos para las expresiones de los niños en ese momento, porque mientras
los adultos se ocupan y se preocupan por la vida moderna, la tecnología, las
comodidades y el comprar regalos costosos, los pequeños de la Cátedra de la Alegría
demostraron que las cosas alegres que ellos recuerdan de su vida, son regalos,
sin valor, que ni el dinero o una tarjeta de crédito pueden comprar.
“tener
una familia y tener sus amigos preferidos” “la 1 cosa buena fue cuando me dieron
el Regalo del niño dios” “la 2 cosa buena cuando yo iba pal colegio sin plata
pa gastar y me incontré 1000 pesos” y allí si no aplican las reglas de la Real
Academia de la Lengua Española, porque lo que vale es el sello del amor, la
espontaneidad y frescura con que piensan los niños
Hay tragedias peores
Y ni
que decir de las cosas no tan buenas para recordar porque a los niños y jóvenes
de la ciudad les parece muy terrible no jugar con su PlayStation, no ir al
centro comercial, no disfrutar comidas rápidas, no tener celular, cuando para
niños como los de La Honda hay tragedias peores: “la segunda cosa mala que un
dia por la mañana iba para el colegio mecai y me tube que de dolber” “que una
ves me monte en la vicicleta y mecai” “que hiba a jugar play y seme perdio la
plata” éstas si son tragedias reales a veces escritas o descifradas a partir de
los dibujos al socializar la actividad.
A comer tras el relato
El
turno fue para “El Túnel” otro de los relatos que Javier compartió con los
pequeños, donde de nuevo ellos, se dejaron seducir por la lectura receptiva,
las palabras, las imágenes y la imaginación, pero como con hambre no se
aprende, la hora feliz llegó, sí la hora del refrigerio, donde cada niño
recibió lo que quizás fue el primer alimento del día, o el refuerzo de los
primeros tragos de la mañana. Y como todo tiene su final, la hora de partir
llegó, y los abrazos fueron para la despedida, para el recuerdo, para el decir
sin palabras GRACIAS con los mismos bracitos que recibieron a los grandes al
inicio del camino.
Un adiós con alegría
Manos
alzadas, sonrisas, besitos tirados, rostros asomados por las ventanas y
palabras como “adiós” “cuándo vuelven”
“vienen mañana” “gracias” se fueron perdiendo al doblar el primer recodo, a
medida que los talleristas caminaban de espaldas a la realidad para regresar a
la gran ciudad, pero con tranquilidad porque el
adiós de los niños fue sano y sin llanto, tras la Cátedra de la Alegría
que dejó huella en La Honda.
GALERÍA DE IMÁGENES
http://bit.ly/9spXTJ