jueves

"El Hueco" o Guayaquil

Habrá un hueco con más espacio...  público
 
 
Foto Maritza Ruiz. Sector de Guayaquil, conocido como “El Hueco” de Medellín
 
Tras una administración que acepta el dialogo con los venteros informales, a diferencia de alcaldías anteriores, hay un panorama más claro para un acuerdo donde el ciudadano, el derecho al trabajo y el espacio público estén en equilibrio en medio de El Hueco.
Hueco: vacío, cóncavo. Espacio vacío en el interior de algo. Esta es  una de las típicas definiciones que se encuentra en los diccionarios de la Real Academia de La Lengua, todo lo contrario al denominado sector  “EL HUECO”  localizado en la ciudad de Medellín que todos los 365 días  y noches del año recibe un 40% del millón doscientas mil  personas que visitan diariamente el centro. Por esta razón, entre venteros y compradores, mendigos y transeúntes, recicladores y vigilantes y muchas personas más se teje diariamente la historia del famoso “HUECO”, cuyo nombre histórico es Guayaquil, y así lo pudimos comprobar durante nuestro recorrido  por las concurridas calles y carreras del sector, esquivando los carros, las carretas y las ventas estacionarias.
Un punto clave  en el centro
El Hueco consta de veintitrés  manzanas ubicadas entre las calles Colombia y San Juan, La carrera Bolívar y la Avenida El  Ferrocarril, debido al desafío que implica caminar en medio del caos, conté con la compañía de Jefferson Miranda, un trabajador social de La oficina de Espacio Público, quien   inició conmigo el recorrido desde las Torres de Bomboná localizadas en Girardot; mientras bajamos hacia la Avenida Oriental, observamos a  muchos venteros  saludar a Jefferson, él respondía de manera cordial, para felicitarlos por cumplir con las normas  o para decirles que estaban ampliando la distancia que les bahía sido permitida. Paso a paso, continuamos bajando  por la carrera de Ayacucho y de ahí en adelante, entramos directamente El Hueco. 
Así descubrí que este sector  funciona como una gran zona comercial, como “la gran manzana de Medellín” donde conviven  las economías formal e informal, pues en su entorno trabajan cerca de 300.000 personas, es decir, que son los venteros ambulantes  los personajes principales de las calles, andenes, aceras y semáforos, los cuales se convierten en el refugio  de estos incansables trabajadores  que han  sido excluidos del mercado laboral y por tanto, hacen de lo que se denomina  “Espacio Público”  el único lugar que les permite  la subsistencia personal  y familiar.
 
Un negocio para subsistir 
El análisis de esta problemática  urbana requiere conocer el punto de vista de los venteros y por su puesto, el de la administración local.  Yaneth, una vendedora de chanclas y tenis a quien conocí por medio de Jefferson, se constituye en un testimonio de ello: “Esta es nuestra vida, nuestra  forma de subsistir y la de nuestras  familias, por cada ventero hay  a cargo como mínimo cuatro personas”. Una historia similar a  ésta la  puede contar  cualquiera de los venteros que llegaron a este oficio  en las últimas décadas debido a  la difícil situación socioeconómica del país, en este caso de  Medellín, en donde concurría cada día más  venteros que sin ningún tipo de organización  ocupaban el “Espacio Publico”.
Entre pasos y pasos, saludos y comentarios, comprendimos que durante mucho tiempo, las administraciones  no previeron la magnitud de ese problema y el “Hueco”  rebosó la copa de tantos transeúntes, vendedores y  carros  hasta convertirse en un espacio  para los más valientes que se atrevan a cruzar en medio de tantos obstáculos. Por un lado, los peatones  vieron  vulnerado su derecho  al espacio público y al libre desplazamiento; así mismo, los comerciantes  formales asumieron como competencia desleal a los venteros  informales, debido a que no pagan impuestos ni otros costos asociados a la  formalidad.
Esta forma de comercio resultó poco viable y de inmediato se implementaron medidas con un carácter represivo a partir de los decretos, el código de policía, la creación de la oficina de Espacio Público y la figura del “controlador” , como estrategias para darle  solución rápida  y de raíz  al problema.  Sin embargo, la administración municipal no obtuvo  los resultados esperados, aunque  del otro lado, debido a la represión, los vendedores  crearon  diversas asociaciones “las conformamos  para defendernos de  quienes nos estaban atacando,  no solo a nosotros como personas sino a nuestras familias” relató Yaneth, la vendedora  de calzado.
 
¿Cómo se asocian  los venteros?
En medio de las  carrera de los venteros, las persecuciones,  los malos tratos y el decomiso de las mercancías, surgió una aparente solución con la creación de los llamados Bazares:  “Nos dijeron que ibamos a dejar de aguantar sol y hambre y a uno le parece que es una maravilla, pero en el momento y mucha gente se animó. La administración conoce de sus cosas, pero no de ventas, porque eso lo vivimos nosotros día  a día. Dimos opiniones de cómo debía ser lo mejor, sin embargo, al final, lo hicieron  al amaño de ellos, por eso muchos no nos fuimos y nos aferramos al Hueco”,  expresó Yaneth, la vendedora.
El panorama aún no era claro para los comerciantes, y el sector continuó albergando a más venteros, lo que de alguna manera contribuyó a  la consolidación de las  asociaciones como ASOVAM, UGT, CUT, ASOVCAP, ASOVIN, por nombrar solo algunas que por sus siglas  no dicen mucho , pero que al interior de las organizaciones tienen  un gran significado para sus miembros, pues están legalmente constituidos, tienen estatutos, junta directiva, todos tienen voz y voto y han sido la clave para los diálogos y acuerdos  entre los venteros ambulantes, el comercio formal y la alcaldía.
Un ejemplo de ello, lo descubrí cuando Jefferson me llevó hasta donde Mauricio Álvarez para conocer la situación de ASOCAB (Asociación de venteros de Carabobo), “La conformamos a raíz de la problemática que se venía dando   con  Espacio Público, estábamos acostumbrados  a correrle a  los controladores  y a veces pasaban  los coordinadores y algunos le daban la liga y así los dejaban trabajar. Pero con esta nueva administración no es  tan sencillo, por eso es mejor establecer pactos”
 
 
Para emprendedores
Afortunadamente, la propuesta  de la actual alcaldía no busca sólo la recuperación del Espacio Público desde su estructura física, sino que ha buscado hacer visible  lo valioso de los venteros como seres humanos; así que la solidez de este proyecto radica en un diseño que consta de varias etapas:
1. Un censo: por medio del cual se determinó la cantidad de venteros, su carácter ambulante y estacionario, la tipología de la mercancía, la cantidad y el monto de la inversión. 2. La Sensibilización y motivación: mediante visitas, diálogos, carnetización, presentación de nuevos diseños de amoblamientos, entrega de  calcamonias y stickers a modo de estímulos, son solo algunas de las medidas de esta fase. 3. La Capacitación y el  financiamiento: a través del Banco de los Pobres (un banco especial creado por la Alcaldía de Luis Pérez Gutiérrez) se busca que cada ventero acceda  a la compra de un local que esté ubicado en uno de los 11 bazares  populares ya  existentes o en los centros comerciales que se  encuentran en construcción actualmente. Así mismo, la pretensión de la administración es la formación  de los venteros en áreas a fines  con su negocio, en convenio con algunas   universidades de la ciudad. Todas estas medidas están orientadas  hacia una profesionalización  y formalización de este sector económico, cuyas metas las confirma Mauricio: “En comparación con otras asociaciones que tienen  3 ó 4 años, no han logrado tantos avances como nosotros que solo  llevamos  ocho meses y buscamos salir de la informalidad”.

Paseo peatonal 
Este tema de las  ventas informales y su legalización abarca  en la actualidad, tanto la dimensión de lo público  como de lo privado, por esa razón, frente al caos que se presenta  en el Hueco, la administración del alcalde Sergio Fajardo Valderrama a través de los proyectos urbanos de  Medellín y la empresa de desarrollo urbano (EDU), cuyo coordinador es Alejandro Echeverri quien considera que: “ El manejo del Espacio Público es un tema de equilibrio porque  necesitamos  tener un espacio libre y abierto donde la gente se pueda mover y caminar, y es posible albergar a  ciertos venteros de forma organizada  para que animen y dinamicen  el caos del sector” 
Vale la pena resaltar que la prioridad de la recuperación en el Espacio Público   no es reciente, pues obedece a la  necesidad, no solo del embellecimiento arquitectónico, sino también la necesidad y el derecho constitucional del ciudadano a la libre movilización  en la ciudad, a la seguridad y  la tranquilidad. Para garantizar el  desarrollo de dicho ideal, la actual alcaldía ha puesto en marcha la construcción  de “El paseo urbano de Carabobo” ubicado entre las carreras Carabobo con  San Juan hasta llegar a la Plaza de las Esculturas, con el propósito de fortalecer la vocación comercial  del sector.

Ventas y Cultura 
Sin embargo, más allá de la buena  voluntad de la administración, se requiere de la participación de los venteros para dar a conocer  sus negocios mediante la publicidad y actividades lúdicas que sean rentables como los bingos bailables, los conciertos, las misas y las ofertas, entre otros eventos.  
Así mismo, se necesita apoyo  en cuanto a la formación de la ciudadanía que debe estar a cargo de la Secretaría de Cultura Ciudadana, a través de mensajes institucionales que pueden  consistir en la divulgación  a partir de programas de televisión, publicaciones en prensa y emisiones en radio, todo ello, a fin de movilizar a la gente a comprar en el nuevo sitio, pues todo hace parte de la costumbre como ocurrió hace tres años con el cambio de los  paraderos de los buses que implementó La Secretaría de Transporte, y que pese a la inconformidad generada al inicio, la comunidad terminó adaptándose, igual respuesta se espera con la reubicación de los venteros de El Hueco.

Clientes satisfechos
Es preciso mencionar que El Plan de Ordenamiento Territorial (POT)  no está siendo llevado a cabo solo en la administración de la ciudad de Medellín, ya que en la capital del país durante la pasada alcaldía se planificó y adelantó un POT, dando frutos a corto, mediano y posiblemente a largo plazo, con medidas como la  recuperación de las zonas peatonales, la reubicación de los venteros informales de Ciudad Kennedy, entre otros.
En el caso de Medellín, después de vislumbrar una solución  con los llamados Centros Comerciales Populares, de igual manera se pretende  brindar garantías y seguridad a quienes seguirán ocupando las calles de El Hueco, por ello, dentro de las estrategias  figura el mejoramiento de los servicios básicos, la energía eléctrica, la arborización, nuevos amoblamientos más cómodos, bancas para los clientes, más  canecas para la basura, entre otros; de modo que tanto  los venteros de los Bazares como los  quienes queden en El Hueco, se comprometan a ayudar en la acreditación de  sus negocios.

Opiniones  formales
Este es el panorama de las acciones realizadas por la alcaldía, pero cabe  preguntarse, ¿Qué piensa el sector económico frente a todas estas reestructuraciones? En la búsqueda de una respuesta decidí caminar y entrar a  varios  locales comerciales legalmente establecidos para conversar con los administradores y después de escucharlos, es factible resaltar el testimonio de Esteban Ramírez: “ Mientras los ambulantes no entorpezcan  la carga y descarga  de la mercancía, no nos dejen basura y no hagan ruido con sus grabadoras y su bullicio, se pueden quedar ahí todo el tiempo que quieran, porque ellos también tienen derecho a trabajar como nosotros lo hacemos, pues al fin y al cabo mucha gente  prefiere lo legal dependiendo del artículo” . Esta buena disposición de los venteros formales  frente a los informales obedece a un acuerdo entre el municipio y el gremio formal, porque tal como lo afirma Jefferson: “Nosotros antes de ubicar a un ventero, concertamos con el administrador del local comercial, diciéndole que es una calle regulada y que  vamos a ubicar ventas a fuera de su local, la idea es que nos colaboren, todo depende de lo que se hable con el comerciante, se lo vamos a poner a un ladito, la idea es no afectar a las otras personas que están beneficiándose del espacio público. Algunos dicen: cuando yo compré este lugar, lo compré con espacio público; pero la oficina de Espacio Público  es la que administra el sector, quien no se compra ni se negocia”.
Según el panorama y los avances que se han logrado, la recuperación del Espacio Público en El Hueco es factible, siempre y cuando  todo se enmarque dentro de un plan administrativo acorde con las necesidades  de la dinámica comercial  y la  visión de la ciudad que se tenga, sin pretender adaptar un modelo de ciudad europeo, pues la ciudad latinoamericana y en especial Medellín debe ser diseñada y estructurada  de acuerdo a las necesidades de empleo de nuestro país.

Y qué vendrá?
Así, calle arriba, calle abajo, caminando entre casetas y carretas, viendo muchos rostros llenos de arrugas, pecas y manchas posiblemente resultado del sol y el agua después de muchos años de vender en El Hueco, aprendí sobre la situación de este lugar, y queda claro que en este proyecto, pese a los adelantos que se tienen hasta la fecha, se pueden presentar  dificultades a corto plazo, pues la inestabilidad  laboral seguirá latente, el desequilibrio social y el problema de orden público, acarrearán  nuevos desplazamientos, subempleos y contrabando, entre otras dificultades. Por consiguiente, es factible que en El Hueco  se sitúen  nuevos comerciantes informales, lo que será una verdadera bomba de tiempo para las futuras administraciones, mientras probablemente Yaneth y Mauricio  cumplirán su sueño de entrar a la formalidad y hacer de su  negocio: una microempresa.