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Plaza Minorista Medellin

Tu ropa en mi piel


*La pasarela va desde la entrada por la Avenida del Ferrocarril y va hasta la salida hacia la avenida del Río
*La ropa llega a la plaza por diferentes caminos


María Elena, María Consuelo, Delia, Flor, Marta, María Graciela y Elena se mueven en el sector de la moda, ellas no son modelos ni diseñadoras, pero viven rodeadas de colores, texturas y accesorios con la ropa y el calzado de “segunda mano” que compran y venden en la Plaza de Mercado de Medellín.

La capital paisa es considerada como una de las ciudades más importantes para la industria textil y de modelaje, y es sede durante el año de importantes ferias y eventos de carácter internacional como Colombia Moda y Colombiatex de las Américas. Dichos eventos muestran lo que en el argot popular se denomina “El último grito de la moda”, pero tienen poca duración, mientras que desde hace 28 años la moda ronda por el corredor del segundo piso del Sector 13 de ropa usada y afines en la Plaza Minorista.

Pinta completa
En el caso de la ropa, María Elena Quiceno desde hace 25 años es dueña de un almacén llamado “Las Orquídeas” con aspecto de miscelánea donde además de prendas de vestir, se encuentran accesorios como: bolsos, sombreros, pelucas, correas y hasta las tradicionales “botas” para llevar licor para las corridas de toros en la Plaza de Toros La Macarena.
Doña María Elena comenta “Como yo manejo ropa temática muy variada, depende del personaje que el cliente va a representar para disfraces o pasarelas, se selecciona la pinta de ropa completa”, y por dicha razón, sus principales clientes son los estudiantes de Diseño de modas y Artes de instituciones universitarias de la ciudad como: Instituto Tecnológico Pascual Bravo, ESDITEC, Universidad de Antioquia, La Escuela Arturo Tejada y La Colegiatura Colombiana entre otras.

Calzado de marca
Por su parte, María Consuelo Garcés lleva 22 años en el sector de la ropa usada donde como ella explica, sus funciones son: revisar, comprar y reparar el calzado empleando herramientas como: martillo, sacabocado, tenazas, tijeras, pintura para cuero, aguja e hilo, entre otras herramientas.
El periódico que se ve en el interior de los zapatos tiene una razón de ser: “se taquea, para ormarlo, quitarle las arrugas y acomodarlos con las plantillas para que se vea bien presentado” afirma Garcés.
Dentro de las marcas que se encuentran están las famosas: Reebok, Puma, Nike, Adidas, Brahma y Croydon con precios razonables para el público que visita a la Minorista: “unos Adidas se pueden comprar a quien los ofrece por 15 o 20 mil pesos, y venderlos de segunda por 30 mil. Unas botas Brahma se compran en 15 mil y se venden en 25 mil”.

La de bebé como de primera.
Delia Higuita desde hace dos años trabaja en uno de los locales de la zona de ropa usada, y vende ropa para toda la familia, además de vestidos de fiesta, para primeras comuniones, matrimonios, 15 años,  y hasta disfraces.
En su local hay ropa de marca como: Gef, Camel y Arquitect, ropa proveniente de la India, Italia y USA; la cual es comprada por comerciantes mayoristas que viajan hacia Centro y Sur América, y a nivel de Colombia hacia municipios de Antioquia, Chocó y la Costa Atlántica
“La ropa de bebé se vende mucho porque es la que más fácil se le queda a los niños pues ellos crecen muy rápido, por eso la ropa es casi nueva y frecuentemente la compro en buen estado y la vendo de segunda pero parece de primera con precios que van desde 1500 pesos hasta los 4 mil, ya sean zapaticos, mamelucos, camisitas, etc” comenta Higuita.
En su local, por la época de octubre para el Halloween se venden muchos disfraces en buen estado y a bajos precios, y si se necesita hacerle arreglos se remiten a los sastres de la zona que con precios que inician en 200 pesos de acuerdo a lo que se le debe hacer a la prenda 

La Superior, máquina inigualable
Flor Ruiz en el local 72, es una de las personas que se dedican a las costuras y arreglos para la ropa de segunda. Los compañeros de los locales vecinos remiten a los clientes donde los sastres del segundo piso para que se lleven la ropa completa y puedan estrenar.
Esos arreglos no serían lo mismo, sin su máquina de coser marca Superior, con la cual le hace la pretina a los pantalones, le coge a las botas, cubre los parches y hace lo necesario para que la ropa luzca mejor.
“Esta máquina de coser estaba en la casa, pero yo decidí traerla para el trabajo porque acá la puedo usar más y así tengo más trabajo con arreglos que oscilan entre 300 y 500 pesos, muy baratos” expresa Ruiz

Trapitos al sol
Marta, cuyos apellidos no quiere decir, es otra de las mujeres que trabaja en el sector de la ropa usada. Su local es el primero que da hacia la Avenida de El Ferrocarril con la ventaja que tiene un techo grande de lata y una terracita para asolear la ropa que compra. Allí separa las prendas  en buenas y regulares, con un surtido variado que abarca desde lo más económico que son las corbatas y camisetas a 200 pesos hasta  lo más costoso que son los jeans de hombre por 15 mil pesos.
“Sobre estos tubos se cuelga la ropa como en los almacenes del centro, con ganchos bien presentados y los clientes van seleccionando las que les parecen, como este el primer local del corredor la mercancía es muy visible”, afirma la señora Marta.


Fundadora en el sector
Desde la fundación de la Plaza Minorista en 1984, María Graciela Bonilla en el almacén 17 y 18, compra y vende ropa de segunda, la organiza en su local y en la “bodega” como ella denomina a un cuarto pequeño ubicado encima de su almacén, al cual sube por medio de una escalera y pasando en medio de una ropa exhibida.
El surtido es muy barato y por eso, tiene buena clientela, ella es amable y les ofrece hasta espejo para que se prueben las prendas y queden satisfechos.
“Ese vestido de matrimonio está como nuevo y le cuesta 15 mil pesos pero como usted está llevando buena mercancía, se lo dejo en 10 mil para que lo lleve al pueblo a donde va a viajar” le dice María Graciela a una señora que lleva varias prendas para regalar en un acilo de un pueblo al que irá de visita. 

Sector sagrado
Elena Delgado lleva 8 años en el mercado de la ropa usada y si bien reconoce que se vende bien, en el caso del calzado de mujer prefiere tener poco surtido porque las mujeres son más vanidosas y prefieren nuevos en los almacenes del centro que son más caros y lo sacan por cuotas, lo que en Medellín se conoce como las compras por “club”. Por eso, los zapatos es lo que más vende aunque tiene ropa de segunda. Y pese a tener espejo para el cliente, ella como vendedora a ojo cerrado le dice qué número es con solo verle el pie.
“Este sector es sagrado para mí desde hace 8 años porque con este trabajo levanté am i familia, conseguí  una propiedad de tres pisos en Manrique y ayudo a mis papás que viven en un pueblo” comenta Delgado.
La señora comenta que sus mayores clientes son los hombres para quienes tiene surtido de ropa y calzado que ella misma repara, aunque también tiene una para damas, niños y bebés. Ella se esmera por tener variedad en el surtido y por eso compra mercancía con frecuencia  a los vendedores de ropa que pasan en las tardes luego de ir por lo barrios de la ciudad haciendo los tradicionales cambios de ropa por pastillas, tazas, porcelanas, lámparas, etc
Mientras para los estudiantes de Artes y Diseño de modas, el sector 13 de ropa usada de La Plaza Minorista es el espacio para comprar ropa “vintage” y lucir frescos y diferentes, para mujeres como María Elena, María Consuelo, Delia, Flor, Marta, María Graciela y Elena, su trabajo es sagrado y les ha dado el sustento para sus familias